Lugares
Qué hacer en
Meknes
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Medina histórica: El casco antiguo de Meknes, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está repleto de monumentos históricos, zocos tradicionales y grandes puertas como la Bab Mansour. La medina ofrece a los visitantes una visión del rico pasado de Marruecos, con una mezcla de arquitectura islámica, árabe y bereber.
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Mausoleo de Moulay Ismail: Es la última morada del sultán Moulay Ismail, que hizo de Meknes su capital. El mausoleo es una obra maestra de la arquitectura, conocido por su intrincado trabajo en azulejos y su tranquilo entorno, que ofrece una visión del legado del sultán.
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Puerta de Bab Mansour: Considerada una de las puertas más impresionantes de Marruecos, Bab Mansour es un símbolo emblemático de Meknes. Presenta un intrincado trabajo de azulejos islámicos, grandes arcos y está situada a la entrada de la medina, donde los visitantes son recibidos por su imponente presencia.
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Caballerizas Reales: Las Caballerizas Reales de Moulay Ismail son un ejemplo de la ambición del sultán por crear un ejército poderoso y eficiente. Los establos albergaron en su día miles de caballos y son un impresionante lugar histórico de arquitectura expansiva.
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Patrimonio de artesanía tradicional: Meknes es conocida por su artesanía tradicional marroquí, que incluye cerámica, marroquinería y textiles. Los visitantes pueden encontrar en los zocos y mercados locales productos de bella factura, como coloridas cerámicas e intrincadas alfombras.
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Ruinas de Volubilis: A las afueras de Meknes, la antigua ciudad romana de Volubilis es uno de los yacimientos arqueológicos mejor conservados de Marruecos. Sus mosaicos, columnas y restos de arquitectura romana ofrecen una fascinante visión de la historia antigua del país y de las civilizaciones pasadas.
Meknes
Meknes suele llamarse el «Versalles de Marruecos» por su gran belleza arquitectónica y la extravagante visión del sultán Moulay Ismail, que gobernó de 1672 a 1727. Al igual que Luis XIV transformó Versalles en un símbolo del poder y el lujo franceses, Moulay Ismail pretendía crear una ciudad que reflejara la fuerza y la opulencia real de Marruecos. Bajo su reinado, Meknes se convirtió en una magnífica capital imperial, repleta de vastos palacios, elaborados jardines y puertas monumentales. La grandiosidad y suntuosidad de estas estructuras, incluida la famosa puerta Bab Mansour, rivalizaban con las de los palacios europeos, lo que le valió a Meknes el sobrenombre de «Versalles».
